Puede que sea un tópico decir esto, pero este libro me ha cautivado
desde la primera línea.
“Digas lo que digas, tales cosas suceden;
tal vez no a menudo, pero sí suceden”
¿Es o no es un comienzo de lo más
atrayente para un libro?
Recomendado por grandes lectoras
amigas decidí escogerlo un poco a ciegas, no sabía gran cosa de él, pero contar
con ilustraciones de Maurice Sendak me hizo decidirme.
Escrito por Randall Jarrell hace
casi 60 años este texto no deja de cautivar a lectores de todas las edades.
Para mí ha sido un feliz hallazgo en un momento escaso de tiempo de ocio y de
lecturas individuales.
El punto de partida de La familia animal es sencillo:
un cazador solitario vive en una cabaña de un bosque cercano al mar. Su vida
cambia el día que descubre una sirena que se acerca a la orilla de cuando en
cuando. La curiosidad mutua propicia el acercamiento. Distinta especie,
distinto idioma, distinto bagaje. Nada parece ser un impedimento para llegar a
entenderse y de manera natural, casi sin darse cuenta, comienzan un camino en común
al que se irán incorporando un osezno, un lince y un bebé que recala en su
playa en un bote salvavidas a la deriva.
Cada miembro se integra con sus
particularidades a la historia común de esta atípica familia de una manera tan
natural que la sientes hogar en cada página. No le buscas una explicación
lógica a cómo una sirena puede sobrevivir fuera del agua o un osezno puede
cohabitar con ellos en una cabaña de una habitación. Puede que encuentres más
sentido a un lince que se comporta como mascota, aunque no abandone sus
instintos ni su lado salvaje, y también sea más creíble acoger a un bebé
huérfano que crece pensando que siempre ha pertenecido a ese lugar y a ese
núcleo. Pero lo que verdaderamente te deja anonadada es la capacidad de
adaptación y acogimiento de esta familia que no juzga y no rechaza sino que
acepta con amor y naturalidad cada nueva circunstancia que surge en sus vidas.
Y es aquí donde la narración se
impone a la historia porque no importa cuál sea la deriva del argumento y los
personajes tú ya has caído rendida a una narración cálida y sencilla que te
lleva en volandas a ese paisaje, a ese fuego de chimenea, a ese paso de las estaciones
y ese crecimiento familiar tan extravagante a nuestros ojos actuales y tan
natural en su contexto narrativo. Inmersos allí, los lectores nos recreamos en
lo que el autor describe y nos tomamos con él el tiempo necesario para
desarrollarlo, el texto adquiere atemporalidad y la historia parece no tener principio
ni fin. El relato comienza mucho antes de la primera página y no acaba con el
punto final sino que nos invita a elaborarlo y completarlo en nuestra propia
imaginación.
Me parece una lectura sublime, traducida
por Elena Iribarren y cuidadosamente editada por Ekaré en un formato que, en mi
opinión, lo acerca al público más adulto.
Las ilustraciones de Sendak son
igualmente maravillosas y nos trasladan a ese lugar salvaje, amable, vivo,
solitario, cálido… dejando también a nuestra imaginación la apariencia de los
personajes para que todos podamos soñar las manos del cazador como aquellas
que modelaron la madera de nuestra infancia o la voz de la sirena como el
arrullo de la nana de nuestros recuerdos. Tampoco los animales son representados
y de esta manera se difumina, como ya he mencionado, lo salvaje y feroz dejando
paso a una sensación de apacible compañía.
Os recomiendo mucho la lectura de La familia animal para vuestro propio disfrute y el de toda la familia. En nuestro caso aún no hemos hecho lectura compartida pero sin duda será de los que les proponga a los peques próximamente y tengo la certeza de que les gustará.
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