10/01/2022

La niña de los ojos ocupados

"Esta es la niña de los ojos ocupados:

No come sopa, ni carne, ni pescado, ni fruta, ni conos de helado. Anda siempre sola por la calle con los ojos al teléfono pegados"


Así comienza esta fantástica fábula rimada sobre una pequeña que vive ajena al mundo real, sumergida en el mundo que le ofrece su teléfono y sumisa a la tiranía de las pantallas. 



La niña de los ojos ocupados es un álbum muy original y llamativo por sus ilustraciones llenas de movimiento, contraste, a veces caos y revoltijo, en medio de las cuales siempre aparece la niña protagonista pegada a su pantalla sin reparar en helados, perros, piratas o marcianos, sin mirar siquiera a lo que tiene alrededor.





Nada hace que levante los ojos de la pantalla pero un día, de repente, su teléfono se rompe y levantar la vista hará que descubra mil y un detalles en los que nunca antes había reparado. ¿Podrá, finalmente, adaptarse a vivir con los ojos desocupados?



El libro, escrito e ilustrado por André Carrilho es una gran apuesta por lo visual y lo textual (importante, también, la labor de traducción en los cuentos rimados). Además, el tema que trata está en boca de todos y es interesante que se trate en un formato adecuados para los más pequeños porque nunca es demasiado pronto para concienciar en este sentido.



Nos ha encantado la historia que nos invita a la reflexión sobre lo que implica o puede llegar a implicar vivir con los ojos permanentemente ocupados con pantallas. Nos gusta porque es un libro infantil sin grandes pretensiones educativas, que te atrapa más por la ilustración y el relato rimado de la sencilla historia y no por la moralina o la finalidad pedagógica, que sí puedes llegar a extraer, pero que no se hace evidente y machacona en cada línea del texto.


La llegada de los smartphones a nuestras vidas supuso una revolución que, sinceramente, muchos no esperábamos. Creíamos que tener al alcance de nuestra mano muestro ocio, nuestro trabajo, las compras, la comunicación o la cámara de fotos nos iba a reportar solo beneficios y facilidades, nos iba a simplificar la vida y a ahorrar tiempo. ¿Ahorrar tiempo? a veces siento que estoy atrapada en Momo y que los hombres grises me han convencido de las bondades de invertir en el banco del tiempo.

En realidad el móvil no te libera, te esclaviza. No te regala tiempo, te quita oportunidades de vivir ese tiempo como a ti te dé la gana. Te crea una falsa noción de realidad a través de los videos, noticias y contenidos que consumimos.

Creo que no soy la primera ni la única que tiene estas sensaciones. Me encuentro, como 'la niña de los ojos ocupados', en un recorrido automático de una vida que pasa a mi alrededor con toda su magia, su esplendor, su dinamismo y su atractivo, mientras yo ocupo mi ojos y atención en lo que sucede en la pantalla.

Y no es que esté yo especialmente obsesionada con el móvil y lo virtual, pero escuece poner juntos todos los minutos que has pasado frente a la pantalla en un solo día por un motivo, necesario o no, y darte cuenta de que todo ese tiempo es una película menos que disfrutaste con los tuyos, medio libro que dejaste de leer, un buen paseo abrigado en una sobremesa de enero, una clase de pintura, de yoga o de baile a la que no fuiste; escuece mucho, y a ti, que no crees que tengas los ojos ocupados, también te escocería. 

Escuece también vernos como modelo de los peques a nuestro alrededor, nosotros que desbloqueamos el móvil y abrimos aplicaciones unas 200 veces al día. ¿No me crees? Te invito a que instales en el aparatito una aplicación de control de tiempo de pantallas, tipo Quality time o similar, vas a alucinar.
Y esta reflexión ha de salirse un poco del típico comentario adulto sobre los jóvenes ("hay que ver qué juventud, todo el día con las pantallitas, yo jugaba en la calle hasta el anochecer y ellos se sientan en un banco a mirar sus móviles en silencio..." ¿Te suenan? quizá hasta las hayas pronunciado tú.) En nosotros está la responsabilidad de ser ejemplo, guía y avanzadilla en este mundo virtual así que, por favor, no caigamos en la trampa de prohibir, censurar o juzgar. Aprendamos, observemos, preparemos el camino y, sobre todo, acompañemos, eso necesitan nuestros peques.




Autor: André Carrilho
Ilustrador: André Carrilho
Traductor: Alvar Zaid
Editorial: Thule
Año 1ª ed.: 2021
Nº pág.: 48
ISBN: 9788416817962
Edad recomendada: a partir de 3


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